Por favor, ayudanos…
En Panama hay medio millón de niños pobres, 200,000 niños viven en extrema pobreza.
Muchos de estos niños solo tienen una madre que sirve como Madre y Padre a la vez. Estas guerreras panameñas se levantan todos los días a las cuatro de la mañana con sonrisa en cara para tomar un pésimo sistema de transporte y llegar a un trabajo donde les pagan mal.
Ese es el Panama en el que vivimos, el Panama de dos países, el Panama de los que tienen dinero y el Panama de los que no tienen. Se acabó la clase media, se acabó la justicia, y se acabó la solidaridad. Vivimos en un país donde las leyes se aplican para los pobres y no para los ricos.
Pero de vez en cuando llega a Panama un hombre rico, con un corazón grande. Esa es la historia del Sr. Lucom, un Norteamericano que hizo su plata con mucho esfuerzo y sudor en Panamá. Y cuando murió, decidió dejarle en su testamento a los Niños pobres de Panama un regalo. Les regaló la Hacienda Santa Mónica.
La Hacienda Santa Mónica queda en Antón y colinda con Buenaventura y Juan Hombrón. La hacienda tiene alrededor de 700 hectáreas de terreno y le fue regalada a los niños Pobres de Panama por el Señor Lucom como dice su testamento.
Como los Niños pobres de Panama no cuentan con un representante legal, el Señor Alberto Vallarino decide asaltar a los 500,000 niños pobres de Panama y robarles la Hacienda Santa Mónica. El señor Vallarino con sus secuaces utilizaron el corrupto sistema judicial Panameño, cambiaron el Testamento del Sr. Lucom y se quedaron con Hacienda Santa Mónica.
Pero la pregunta que uno se hace es, de los casi cuatro millones de Panameños, ¿no existe uno que diga, basta YA!. Suficiente con el atropello? Suficiente con que sean solo los ricos los que siempre les toque todo y nada para los pobres, ¿Nada para los niños pobres de este país? ¿Es eso justicia?
Vivimos entre tanta cobardía en este mundo que no existe un país, con un sistema judicial lo suficientemente decente para llevar este caso a la corte. No existe un hombre o mujer que diga ¿¡¿¡basta YA!?!? ¡Con los Niños Pobres de Panama no se van a meter!
Este mismo atropello pasó hace más de medio siglo cuando los Nazis le robaron todas sus pertenencias a los Judíos y los llevaron a la muerte. Alberto Vallarino, le ha hecho su propio holocausto económico a los Niños pobres de Panama. Él, igual quelos Nazis, debe pagar. Alberto Vallarino puede que no venga con una esvástica pero el debe ser enjuiciado en una corte internacional. Y todo aquel que hace negocios o representa a Alberto Vallarino es cómplice del genocidio económico a los Niños Pobres de Panama.
Esperemos que alguien haga justicia pronto y le devuelvan la hacienda Santa Mónica a los niños pobres de Panama como quiso el Sr. Lucom en ¡SU TESTAMENTO!
Tengo entendido que nuestra flamante, impóluta e inmaculada Corte Suprema de Justicia ya sancionó este despojo interpretando, despues de fallecido, el pensamiento del gringo amigo de los niños pobres de Panamá.
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